Desde Diciembre del 2009 que el Banco Central de la República Argentina ha pasado a ser un tema primordial para los medios de comunicación, sobre todo los opositores. Las críticas centrales han pasado por dos ejes: la utilización de reservas para garantizar el pago de deuda y el sostenimiento del tipo de cambio. Como sucede generalmente, escuchamos hablar a un sinfin de especialistas que nos escupen un montón de términos muy bonitos y complejos, pero que a la hora de repasar nos damos cuenta de que no nos han explicado mucho. Tratemos de entender un poco de que se trata.
¿Qué son las reservas internacionales? Son los recursos financieros en divisas con los cuales cuenta un país para garantizar los pagos de los bienes que importa y el servicio de la deuda, así como para estabilizar la moneda. Un alto nivel de reservas es visto como un indicador económico positivo. Esto le da fortaleza al sistema financiero, permitiendole a la auntoridad monetaria (BCRA) defenderse de ataques especulativos, por ejemplo. Queda claro que es bueno acumular reservas, como es bueno acumular dinero en la billetera personal. Ahora bien, cuando nosotros, en nuestra economía doméstica, tenemos una deuda y podemos pagarla, lo hacemos. Con la deuda pública, a grosso modo, pasa lo mismo. A cualquiera le parecería estúpido solicitar un préstamo a un banco para pagar la factura de teléfono, si contamos con dinero suficiente para afrontar el costo de la misma. En realidad, no a cualquiera. Si yo fuera el dueño del banco (un dueño sin mucha ética supongamos) trataría de convencerlos de que tomen un préstamo, para luego ganar dinero con los intereses, por más que ustedes no lo necesiten. Quizás aquellos que no querían pagar deuda con reservas sean dueños de financieras internacionales, amigos de los dueños o simplemente estúpidos, quien sabe.
Para cerrar con este tema, lejos de las predicciones apocalípticas de algunos, el nivel de reservas de la República Argentina sigue siendo más que saludable, por lo que nuestro sistema financiero está fuera de peligro. Esto quedó demostrado en la "fuga" de dólares que se venía dando durante los últimos meses bajo excusas de "incertidumbre electoral" y luego "miedo de los ahorristas" ante la exigencia de demostrar solvencia a la hora de comprarlos. El BCRA pudo afrontar la situación, claramente coyuntural, y hoy el nivel de reservas se recompone luego de quedar demostrado lo falaz de los argumento "pro-corrida" al dólar.
Ahora vayamos al tipo de cambio. Como sabemos, el tipo de cambio es el precio de una divisa internacional. Existen variadas políticas a tomar por parte del Gobierno respecto al tema, pero vamos, para simplificar, a reducirlas a dos: que el tipo de cambio sea libre o fijo. Si el tipo de cambio es libre, serán las fuerzas del mercado las que fijen el precio. En caso de ser fijo, el BCRA intervendrá en el mercado comprando y vendiendo divisas para sostener su precio en el valor deseado. En Argentina el sistema es mixto, pero bastante cercano al tipo de cambio fijo hoy en día. Varios economistas han estado criticando esto últimamente, comparandolo a los años noventa, sosteniendo que la Argentina pierde competitividad externa.
Desmitifiquemos un poco el asunto. Primero que nada, si bien es cierto que un tipo de cambio alto (esto es que la divisa sea relativamente cara) aumenta la competitividad, lo hace en el corto plazo y basarse solamente en esto para ser competitivos sería irreal e irresponsable. Además, devaluar constantemente nuestra moneda también provoca que todo lo que importemos sea más caro. Sube el precio de los insumos provenientes del extranjero, suben los costos, suben los precios, en resumen, inflación. Y después dicen que no se toman medidas para contrarrestarla...
Por último, y no por eso menos importante, nos queda abordar una última cuestión. Cuando el tipo de cambio es fijo las políticas fiscales (prestaciones e impuestos) tienen una alta eficacia; y lo contrario sucede con un tipo de cambio libre. A continuación una breve explicación de lo segundo. Una expansión fiscal (aumento del gasto público, ya sea en obras, prestaciones a la población o reducción de impuestos) provoca un aumento del producto y eleva el tipo de interés local. Esta alza del interés local, hace que las tasas nacionales sean mayores a las internacionales. Cuando esto sucede, los capitales internacionales se orientan al mercado en donde obtendrán mayores ganancias, este mercado es ahora el local. El flujo de capital internacional eleva la oferta de moneda extranjera y reduce el tipo de cambio (aumenta la oferta, se mantiene la demanda, cae el precio). Con la caída del tipo de cambio, las exportaciones se reducen y ello hace que volvamos al equilibrio original, de modo que la política fiscal no es efectiva. Ahora bien, si el tipo de cambio es fijo, la Autoridad Monetaria acumula reservas, impide que caiga el tipo de cambio y el producto bruto interno aumenta gracias a políticas fiscales expansivas (obra publica, AUH).
En resumen, el tipo de cambio fijo contribuye tanto a controlar la inflación como a darle la máxima efectividad posible a las políticas macroeconómicas del gobierno en búsqueda de aumentar el nivel de actividad del país.
Espero haber aclarado algunos conceptos y contribuido a la comprensión de la dinámica económica de este momento en la Argentina.
Para cerrar les dejo una frase de Raúl Scalabrini Ortiz: “Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros.”
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